Daily Reflection

El ya te conoce

January 5, 2023 | Thursday
  • Memoria de San Juan Neumann, obispo
  • John 1: 43-51

    Jesús decidió ir a Galilea y encontró a Felipe. Y Jesús le dijo: “Sígueme”. Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la ley, y también los profetas, Jesús, hijo de José, de Nazaret”. Pero Natanael le dijo: "¿Puede salir algo bueno de Nazaret?" Felipe le dijo: “Ven y mira”. Jesús vio a Natanael que venía hacia él y dijo de él: “He aquí un verdadero israelita. No hay duplicidad en él.” Natanael le dijo: "¿Cómo me conoces?" Respondió Jesús y le dijo: “Antes de que Felipe te llamara, te vi debajo de la higuera”. Natanael le respondió: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”. Respondió Jesús y le dijo: ¿Crees porque te dije que te vi debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que esto.” Y le dijo: Amén, amén, te digo que verás el cielo abierto y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

    Oración introductoria: Señor Jesús, quiero escuchar tu voz en este pasaje de las Escrituras y recibir con el corazón abierto todo lo que quieras decirme. Creo en ti, espero en ti y te amo.

    Petición: Dios Padre, ayúdame a ser firme en tu amor.

    1. Servir a Dios requiere perseverancia: Juan el Bautista ha hecho su trabajo de redirigir a otros a Cristo: Él no se menciona en la lectura del Evangelio de hoy. El foco se ha desplazado a Jesús llamando a sus futuros apóstoles, preparados de antemano por el Bautista. Como en el caso de Andrés, quien se prepara para encontrarse con Cristo descubre en él un gran tesoro que no puede quedarse para sí. Esta vez, Felipe se encuentra con Cristo y comparte este descubrimiento con Nathaniel. Cuando Nathaniel reacciona con escepticismo, Philip no se da por vencido. Él sabe que la experiencia personal es más poderosa que las palabras, por lo que lleva a Nathaniel a conocer a Jesús. Si tratamos de llevar a otros a Cristo, podríamos encontrarnos con obstáculos similares: vacilación, escepticismo, falta de interés…. ¿Cedemos con demasiada facilidad o tratamos de involucrar a otros más activamente?

    2. Jesús nos quiere: cuando Nathaniel se encuentra con Jesús, se sorprende al descubrir que Jesús lo conoce y lo aprecia por lo que es. Probablemente hay más trasfondo de las sencillas palabras de Jesús de las que nos dice el Evangelio porque conquistan a Natanael instantáneamente. Quizás a veces olvidamos que Jesús, como Dios, es nuestro creador, y cuando llama a una persona (y de una forma u otra llama a todas las personas), lo hace sabiendo exactamente a quién llama. No es un llamado al altar general: es un llamado personal, directo a nuestros corazones, arraigado en una comprensión real de nosotros como somos. Él nos conoce y nos ama mejor que cualquier simple ser humano. Cuando experimentamos eso y ayudamos a otros a hacerlo también, entonces su llamado se vuelve irresistible.

    3. Aprendiendo a ver las obras más grandes de Dios: Jesús le promete a Nathaniel que verá “cosas más grandes” en el futuro; de hecho, será testigo directo de la mayoría de los milagros de Jesús y verá muchas manifestaciones del amor del Padre por el Hijo. De hecho, esta es a menudo la forma en que Jesús trabaja con todos nosotros. Podemos ser conquistados por una experiencia impresionante de Dios, pero a medida que nuestra relación con Dios se profundiza, vemos “cosas más grandes”, no necesariamente cosas más espectaculares. A medida que crece nuestro aprecio por las cosas espirituales, nos sintonizamos más con la obra de Dios y podemos retomar la obra de la gracia en nuestras vidas y en las vidas de los demás. Esa transformación profunda es mucho mayor que cualquier curación física milagrosa o cualquier experiencia meramente sentimental. Necesitamos fe, confianza y atención a las inspiraciones del Espíritu Santo, además de una buena dosis de paciencia, si queremos ver cómo trabaja Dios, pero la espera valdrá la pena.

    Conversación con Cristo: Señor Jesucristo, es muy reconfortante y alentador saber que me conoces de cabo a rabo, que me amas y quieres que te siga. ¡Gracias por tu amor! Ayúdame a traer a otros a ti también. Dame sabiduría y perseverancia para poder marcar la diferencia en la vida de las personas. Ayúdame a discernir las maravillas de tu gracia en mi vida y en la vida de los que me rodean.

    Resolución: Me tomaré el tiempo para reflexionar sobre las formas en que Dios ha obrado en mi vida y, a través de mí, en los demás. Analizaré cómo puedo colaborar mejor con su gracia.

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